jueves, 31 de marzo de 2011

Nos mudamos a Ritmo y Compás


El manicomio, no es siempre casa de locos. Durante casi dos años, también fue nuestra casa.

Y hoy, Mammy Tuna decimos ADIÓS al local de ensayo que nos vio nacer y crecer. 

Adiós a dar dos vueltas con el coche para encontrar aparcamiento
Adiós a los esfuerzos sobre humanos para abrir la puerta de acceso
Adiós a los sustos en el ascensor
Adiós a la clave 1-5-4-8 almohadilla 
Adiós a la cerveza Mahou de la máquina
Adiós a los chocolates hirviendo e insoportablemente dulces
Adiós al reloj parado eternamente a las 11.30
Adiós al baño rojo y a sus azulejos tan encantadoramente desconchables
Adiós al grifo colocado estratégicamente para no rellenar botellas de agua
Adiós al póster de rage against the machine que nunca supimos quien colocó ahí
Adiós a los paraguas olvidados
Adiós a las bolsas de bocabits comunitarias
Adiós a las palmeras de chocolate frías, muy frías
Adiós a las paredes moradas, y a las puertas amarillas
Adiós a los ceniceros repletos de colillas sin dueño
Adiós a la papelera que jamás hemos visto vacía
Adiós a los cables infinitos de nudos imposibles
Adiós a la alfombra de color sucio indescriptible
Adiós al interruptor para abrir la puerta al salir, el favorito de J
Adiós al chino simpático y a la china no tan simpática
Adiós a las prolongadas despedidas congelándonos en la calle
Adiós a las luces de navidad los 12 meses del año
Adiós a las sábanas viejas tapa cosas que algún día arroparon personas
Adiós a las estanterías más feas del mercado
Adiós a la penumbra que surgía al bajar el nº3 de los plomos
Adiós a los 14m2 más desastrosos del mundo
Adiós a las más de cien tardes que esas cuatro paredes plagadas de huellas nos han permitido crear y recrear, crearnos y recrearnos, escuchar y escucharnos, sentir y sentirnos, tocar y... (tocarnos?)

A pesar de todo, y aún ganando en el cambio, existe de alguna forma esa nostalgia que casi siempre acompaña a un adiós.

Locales de ensayo El Manicomio, ha sido un placer; pero nosotros, nos vamos.




lunes, 28 de marzo de 2011

Algo se cuece en la banda, cuando un amigo se va...


Hace ya más de un año que comenzó. Parece que fue ayer, de veras, pero no. Corría el mes de febrero del año 2010 cuando empezó la aventura de Mammy Tuna, un largo camino lleno de amigos, canciones y sentimientos. 

La semilla se había plantado antes, mucho antes, cuando Tammy y yo nos conocimos en una noche mágica, y nos prometimos amor eterno a la luz de las velas. Sí, esto es cierto. Nuestra unión generó en un segundo un torrente de emociones y, como el arroyo que nace de la grieta de una montaña, surgida de las profundidades de la tierra, se hizo hueco entre la maleza, los troncos  y los caminos enrevesados para convertirse en un río poderoso del que beberían todas las canciones de Mammy Tuna. 

En un golpe de inmensa suerte Dr. J, David y Edu se subieron al barco, aportando cada uno su talento y sabiduría, y juntos partimos hacia tierras desconocidas, atravesando las tempestuosas aguas del mercado musical español. Desde entonces innumerables leyendas se han contado, todavía más risas se han soltado al viento y más abrazos si cabe se han repartido al rededor. Qué gran acierto, qué gran suerte la nuestra, qué satisfacción poder compartir estas experiencias con verdaderos amigos. 

La verdad sea dicha, el primer concierto nos pilló a todos desprevenidos. Nuestro amigo Alfonso Cito, gran promotor de conciertos, nos animó a que abriéramos un concierto para una bandaza con la que él estaba trabajando en ese momento, The Brew. Sólo tendríamos que tocar cinco o seis temas, y el sitio del concierto era pequeño, con lo que no habría presión, así que aceptamos, jugándonos un poco el cuello, pues no habíamos ensayado juntos hasta entonces! Montamos los temas en apenas unos días y nos subimos al escenario a darlo todo. Fue genial. Independientemente de los temas que tocamos, o del sonido, o de nuestra interpretación en sí, la sensación en el escenario fue estupenda, sí señor. Estábamos por el buen camino! En los siguientes conciertos comenzamos a incorporar al repertorio temas propios de la banda, que gustaban, gustaban y seguían gustando.  Durante esos primero meses compartimos muchas cosas, no sólo cerveza, que es la moneda de cambio del rock and roll, sino también muchas palabras, sueños, ilusiones, kilómetros, boca bits, carne a la brasa, súper pulpo y buen vino. Al mismo tiempo las exigencias de la banda iban creciendo y desgraciadamente Edu nos confesó que, por motivos personales, no podría seguir el ritmo en el futuro. 

Los amigos hablan y se ayudan mutuamente, sin pedir nada a cambio, pues es el amor desinteresado el motor de la verdadera amistad. Querido Edu, compañero en innumerables batallas, amigo desde hace años, siempre un pilar sólido en la banda, siempre una sonrisa y un abrazo, siempre dispuesto y alegre, un hombro y una palabra cariñosa, un salto, una carambola, un grito de júbilo, una energía desbordante, un coro afinado que nunca ha fallado, un sonido enorme, un bajista con un par de huevos, un profesional como la copa dun pino, un verdadero amigo. El día de tu partida haremos una fiesta, beberemos juntos y nos reiremos un montón, pero será un día triste. Siempre serás parte de Mammy Tuna, porque te llevamos en el corazón. 


Algún día recordaremos estos momentos y nos daremos cuenta de lo afortunados que somos. Privilegiados al poder hacer música y compartirla con el público. A pesar de las adversidades, a pesar de todo lo que se diga, tenemos suerte. ¿Cuál es nuestra meta? La más alta que exista. ¿Pensamos en el éxito? El éxito está dentro de cada uno, nosotros somos nuestros propios jueces, nosotros decidimos. Y sólo hay una clave para alcanzarlo: trabajar, trabajar y no parar de trabajar, y el hecho de poder hacerlo ya es en sí un pequeño éxito. 

Disfrutad de la vida e intentad ser felices con las cosas que están a vuestro alcance. No perdáis nunca de vista vuestra meta, tened siempre un plan para llegar a donde queréis llegar, eso os mantendrá cuerdos en este mundo loco. 

Y la música... la música es la salvación. Y está ahí fuera, esperándote.